LOS SACERDOTES
TRANSFORMADOS EN MI A IMITACION 
   DEL PADRE 
ME DEBEN CRUCIFICAR EN LOS ALTARES
Beata Conchita Cabrera
de Armida
(Extraído de: Cruz de
Jesús de la Cuenta de Conciencia)
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          Y si esto es así, si tú me crucificas
  a imitación del Padre, me darás la más grande prueba de tu amor.        Por esto, mis Sacerdotes, a imitación
  del Padre, me deben crucificar en los altares, con su mismo amor, puro y
  santo, fecundo y ardoroso, transformados en Mí, todo dolor y caridad. Ellos
  tienen el envidiable y santísimo deber de reflejar al Padre al crucificarme
  por amor, siendo ellos amor por el Espíritu Santo.         Sin esto, podría decirse que su
  sacrificio en los altares no estaría completo si no fueran amor y me
  inmolaran por puro y divino amor. Deben imitar a mi Padre en este acto
  solemnísimo y trascendental, con esas condiciones de santo, sublime y
  perfecto amor, porque mi crucifixión, que es la misma que se renueva en los
  altares, fue crucifixión de amor, decretada por el Amor infinito, y deseada,
  y aceptada y realizada, con todo el fuego de un intenso amor de caridad en
  honor del Padre, ofreciéndome Yo, a mis Sacerdotes en Mí, puros y santos a
  Dios por el Espíritu Santo, fuente y esencia del amor.        “¡Oh si con estas condiciones, si de
  esta santísima manera me ofrecieran en las Misas mis Sacerdotes a Dios!” ¡Si estos santos
  pensamientos los embargaran, cómo lloverían sobre ellos las gracias del cielo
  y sobre las almas, y cómo sería el Padre glorificado, complaciéndose en mis
  crucifixiones de amor!”     | 
  
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